lunes, 24 de marzo de 2014

Marion Tuu’luq - Arte inuit



Marion Tuu’luq (1910-2002) 

Fue una artista textil inuit. Nacida cerca de Chantrey Inlet, Nunavut, al noroeste de la bahía de Hudson, Marion Tuu'luq vivió durante más de treinta años en Baker Lake, donde ejerció su arte entre 1969 y 1989 como una segunda carrera, después de casi seis décadas de la vida en la tundra ártica. Al igual que otros Inuit del área Kivalliq (Keewatin), Tuu'luq y su familia se mudaron a Baker Lake, en la década de 1960 durante un período de penuria y el hambre. Se casó dos veces y dio a luz a dieciséis niños.

 
En la obra de Tuu'luq, lo que emerge es una sensibilidad extraordinaria para el juego de color y forma, por las superficies brillantes creados por los hilos que ella usaba, y para la organización de patrón y la forma en yuxtaposiciones menudo sorprendentes. Se basó en colores vivos, la simetría, y la imaginería antropomórfica, para crear tapices vibrantes que representan historias, leyendas y vivencias personales.



Durante más de veinte años produjo tapices y dibujos, laboriosamente y con amor que retrata un mundo que es a veces real, a veces imaginario, pero siempre lleno de vida, de alegría, y los colores brillantes, ricas texturas y formas elegantes que se han convertido en su marca registrada. 


Las obras de arte de Tuu'luq han sido reconocidos en exposiciones nacionales e internacionales y recogidos por numerosos coleccionistas privados e instituciones públicas, como la Galería Nacional de Canadá. Fue miembro de la Real Academia de las Artes de Canadá, y se mantiene a doctor honorario en Leyes de la Universidad de Alberta.

sábado, 4 de enero de 2014

El mundo de Cristina

Ayer vi Un cuento chino, excelente película argentina, dirigida y escrita (guión) por Sebastián Borensztein. Me gustó muchisimo el relato, y la síntesis que logra el final, redondito, pero no trillado. El protagonista, tiene por hobbie coleccionar noticias insólitas, en una escena de la película, él le dice al chino co-protagonista que nada tiene sentido, que esas noticias lo demuestran. Luego todo cobra otra significación como un perfecto plan.
En relación al sin sentido-sentido de las situaciones, hoy vi Oblivion, aburrida, previsible, muy estética pero una más del montón. Lo único que pude rescatar, y le dió sentido a estas 2 hs, fue la escena donde ven una pintura, cuyo autor yo desconocía.





Es decir, la razón por la que tuve que ver este bodrio fue tal vez conocer a Andrew Wyeth, un pintor realista norteamericano (1917-2009) autor de la obra que se ve sobre el final de Oblivion "El mundo de Cristina -Chirstina’s world" 

 
Encontré una data muy interesante sobre la composición, que comparto:

"La obra está pintada con la técnica de témpera sobre madera y puede contemplarse en el Museo de arte Modernno de Nueva York.
El artista representa a una mujer tumbada en la hierba de una colina sin árboles y mirando hacia la lejana casa gris y el granero que se recortan en el horizonte.
La mujer se identifica con Christina Olson, una mujer que sufría una enfermedad degenerativa que se ha identificado como polio o el síndrome de Charcot–Marie–Tooth.
El artista se inspiró en su casa de veraneo, desde cuya ventana vio en una ocasión a la chica, con cuya familia tenía una buena relación de amistad.
La modelo que utilizó para el cuadro no fue la propia Christina Olson sino que utilizó a su mujer, Betsy Wyeth. A pesar de su aspecto la modelo en la que estaba inspirado el cuadro, Christina Olson, tenía por aquel entonces 55 años.
Sabemos que Cristina tenía la costumbre de dejar su silla y sentarse en la hierba separada unos metros de su casa que ella se encargaba de intentar recorrer con gran esfuerzo.
El título de la obra hace referencia a ese mundo de Cristina, pequeño por sus mermadas capacidades físicas, que el pintor se encarga de representar inmenso, como metáfora del esfuerzo que a ella le costaba recorrer esos pocos metros.
La casa representada -conocida como la Casa Olson- se conserva en a actualidad en la localidad de Cushing, estado de Maine y es considerada como un Monumento Histórico Nacional que ha sido debidamente restaurado, únicamente por aparecer en esta pintura.
Si comparamos la casa real con la que pintó el artista veremos ciertas diferencias como la separación del granero del edificio de la casa y unos cambios que realizó en la configuración del terreno.
El paisaje desolado, con una línea del horizonte extraordinariamente alta, subraya la pequeñez de la persona frente al entorno que la rodea gracias a la magnífica la distribución de volúmenes y la incidencia de la luz.
La primera vez que se expuso el cuadro no se le prestó demasiada atención, aunque el entonces director del MoMA, Alfred Barr, la adquirió rápidamente.Desde ese momento el director se encargó de darle fama y popularidad a un cuadro cuyo mito y popularidad crecía constantemente hasta llegar a convertirse en un icono del arte americano y una de las piezas clave del museo, pintado en una época en la que triunfaba el expresionismo abstracto de pintores como Pollock o Rothko".

 En fin, a veces no es tan malo ver malas películas...