La ciencia de los sueños ("La Science des rêves)
Mi breve opinión:
Este director generaba para mí gran expectativa, porque su anterior película (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) me fascinó. Vi los avances de La ciencia.. y me sentí feliz, pensando o imaginando lo que sería esta película. En cierto modo, encuentro nuevamente esa forma de describir tan romántica las relaciones, acá inclusive con las imágenes tan logradas. Me gustaron mucho los actores, Gael y Charlotte, igual que su compañero de oficina…eh no recuerdo su nombre. Pero en cierto modo me decepcionó, tal vez esto no signifique que sea de menor calidad a su film anterior, simplemente que la recepción de una obra está siempre conjugada con nuestras propias historias y recuerdos…Y Eterno resplandor se entrelazó de un modo perfecto conmigo, y esta no tanto…De todos modos me gustó mucho, el relato, y lo logrado de “los sueños”. La recomiendo, pero no para todos…sólo para los soñadores, románticos, y aquellos a los que Eterno resplandor les fascinó como a mí.
El director! Una minibiografía:
Michel Gondry tiene un talento polifacético. Fue director de videoclip, de publicidad y de largometrajes antes de ser un solicitado videoartista en Estados Unidos y en Reino Unido. Nacido en 1963 en Versalles, cerca de París, estudió artes aplicadas en la capital, aunque después optó por la música y fue el batería de un grupo de pop-rock a finales de los años ochenta. La cantante islandesa Björk, que por entonces debutaba en el oficio, sucumbió al encanto de su trabajo y le llamó. La colaboración entre ambos dio numerosos temas, antes de que Gondry se lanzara a hacer videoclips para Daft Punk, Lenny Kravitz, los Rolling y muchos otros. En el reducido espacio de moda de Nueva York y de Londres, Gondry se convirtió muy pronto en una referencia. Su estilo único, hecho de experimentos y temas superficiales, de fórmulas infantiles y de películas poéticas y aéreas, le convirtieron en un creador de viodeoclip de rabiosa tendencia. Después de los videoclip se prestó al juego de la publicidad para Levi’s, Air France, Nike y Adidas, y en 2001 apareció Human Nature, su primer largometraje en inglés, una fábula filosófica sobre la condición humana. Más tarde en Eternel Sunshine of the Spotless Mind. Esta increíble historia de amor le valió un premio Oscar al mejor guión. En 2006 llegó la consagración con La Science des rêves una película que resume a la perfección la esencia cinematográfica de Michel Gondry.
----> más sobre su trabajo en videos y forma expresiva en http://www.popchild.com/Covers/video_creators/michael_gondry.html
Argumento: simple, casi diría es una historia de amor, no es la típica historia de amor, sino vista desde el personaje de Gael, que no distingue mucho entre realidad y sueño…y que al parecer se ubica de un modo mas cómodo en ese espacio que en su realidad cotidiana.
Ficha técnica
Dirección y guión: Michel Gondry.
País: Francia.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Gael García Bernal (Stéphane Miroux), Charlotte Gainsbourg (Stéphanie), Alain Chabat (Guy), Miou Miou (Christine Miroux), Aurélia Petit (Martine), Sacha Bourdo (Serge), Pierre Vaneck (Sr. Pouchet), Emma de Caunes (Zoé), Stéphane Metzger (Sylvain), Alain de Moyencourt (Gerard).
Producción: Georges Bermann.
Música: Jean-Michel Bernard.
Fotografía: Jean-Louis Bompoint.
Montaje: Juliette Welfling.
Diseño de producción: Pierre Pell y Stéphane Rozenbaum.
Vestuario: Florence Fontaine.
Estreno en Francia: 16 Agosto 2006.
Estreno en España: 9 Febrero 2007.
Una crítica copada: Miguel Á. Delgado
Cuando la tecnología digital ha cambiado la forma de hacer y hasta de ver cine, Michel Gondry ha tenido la osadía de beber en las fuentes más tradicionales de la ilusión cinematográfica; tanto es así, que en “La ciencia del sueño” no sólo podemos sentir el eco del extraordinario trabajo de los grandes animadores stop-motion (especialmente los checos), sino que su capacidad de fascinación artesanal nos llevaría, incluso, al mismísimo patriarca Méliès y su concepción del arte del cine como un continuo y subyugante truco de magia.
Porque, con esta cinta, Gondry ha confirmado que es, quizá, el más interesante de los directores “modernos” (una etiqueta irónica que resume a la perfección lo mejor y lo peor de lo firmado tanto por él como por Spike Jonze o Wes Anderson, con la habitual colaboración estelar de Charlie Kaufman) para hallar la entrada a un terreno propio en el que la obsesión por hacer algo diferente deja paso a la capacidad de ofrecer un mundo propio que esté verdaderamente vivo. Ocurrió ya en "¡Olvídate de mí!", y “La ciencia del sueño”, ya sin la firma de Kaufman en el guión, lo confirma.
Desde luego, no se trata de una cinta para todos los públicos, pues exige la entrega del espectador a un juego en el que cualquier parecido con la realidad suele ser pura coincidencia. Pero, a cambio, obtendrá una historia que le devuelve al adjetivo “romántico” su verdadero y real significado, en el que la belleza aparece de repente en el fotograma menos pensado, y en el que la pregunta típica ante la nueva maravilla (“¿cómo lo habrán hecho?”) pierde toda importancia: no nos importa el “cómo” (porque muchas veces, su propia estética artesana lo muestra a las claras), sino que simplemente disfrutamos el maravilloso caballo de trapo que cabalga sobre el teclado, el agua hecha con celofán, los tubos de papel higiénico convertidos en edificios… No importa: esto ES cine, señores, y siempre lo ha sido; lo que pasa es que, de tanto ver rutina adocenada, se nos había olvidado.
Como ocurrió en su anterior película, la historia de amor enrevesada, extrañamente complicada e imposible, logra ser convincente, en gran parte, porque tanto Gael García Bernal como Charlotte Gainsbourg llenan de vida a unos personajes de comportamiento imprevisible. La sonrisa de niña fascinada de ella cuando imagina cómo se puede fabricar una nube, o la mirada de desesperación de él cuando cree que está perdiendo a su vecina, su amor, son como una versión más “francesa” de los interpretados por Jim Carrey y Kate Winslet en "¡Olvídate de mí!". Los secundarios, sobre todo los compañeros de trabajo del personaje de García Bernal, son en este caso, y con la excepción de Alain Chabat, poco más que un coro que ofrece el contrapunto cómico, incluso ordinario, que es marca de la casa y funciona como potenciador del efecto romántico de la cinta.
Lo más curioso, en fin, es que, en su búsqueda insaciable de la modernidad, Gondry ha terminado cayendo en lo más esencial del cine, lo que estuvo ahí desde el principio, y, con su mirada, ha conseguido traérnoslo de vuelta, lleno de vida. “La ciencia del sueño” es más juego que verdadera reflexión (al contrario que la anterior), pero ésta tampoco desaparece del todo: ahí está la conexión, las semejanzas, entre el mundo onírico y el cine, que no deja de ser una especie de sueño puesto en imágenes capaz de crear belleza. No como los trucos baratos del mago novio de la madre del protagonista, que apenas sabe otra cosa que atravesar un mechero con un cigarrillo encendido, pero no crea ni un instante verdaderamente digno de salvar en la memoria.
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